domingo, 5 de febrero de 2012

Acá vengo a recomendar otro libro.

El club de los corazones solitarios

Elizabeth Eulberg

Editorial: Alfaguara
Año publicación: 2010
Sipnosisis: Yo, Penny Lane Bloom, juro solemnemente no volver a salir con ningún chico en lo que me queda de vida.
De acuerdo, quizá cambie de opinión dentro de unos diez años, cuando ya no viva en Parkview, lllinosis (EE.UU.), ni asista al instituto McKinley; pero, por el momento, he terminado con los chicos. Son unos mentirosos y unos estafadores. La escoria de la Tierra.
Sí, desde el primero hasta el último. La maldad personificada.
Algunos parecen agradables, claro; pero en cuanto consiguen lo que buscan, se deshacen de ti y pasan al objetivo siguiente.
Así que he terminado.
No más chicos.
Punto final.
Yo todavía no la termine de leer, pero se ve bueno. Mi hermana si lo leyo, y le encanto! 
Kiss, kiss!!

sábado, 4 de febrero de 2012

Haz que tu sonrisa cambie el mundo, pero no dejes que el mundo cambie tu sonrisa. ~
SE FELIZ, Y QUE IMPORTA LO QUE DIGAN LOS DEMAS? #
La Leyenda de Ícaro
Mito griego.
    Ícaro se conoce a veces como el inventor del trabajo en madera. Es hijo de Dédalo, genio de la antigüedad que le mostró a Ariadna cómo Teseo podía encontrar el camino en el laberinto de Minos, donde se encontraba el Minotauro (monstruo con cuerpo de toro y cabeza de hombre).
    Con esta ayuda, Teseo fue capaz de matar al Minotauro, por lo que el rey Minos y padre del monstruo, muy molesto encerró a Dédalo con su hijo en el laberinto.
    Con la intención de huir, Dédalo fabricó unas alas para él y su hijo. Las adhirió con cera a los hombros de Ícaro y luego en los suyos e iniciaron el vuelo que los llevaría a la libertad. El padre había advertido a su joven e imprudente hijo que no volara demasiado alto ni demasiado bajo.
    No obstante las advertencias de su padre, Ícaro fascinado por lo maravilloso del vuelo se elevó por lo aires desobediendo a Dédalo quien no pudo impedirlo. Además, Ícaro se sintió dueño del mundo y quiso ir más alto todavía. Se acercó demasiado al sol, y el calor que había derritió la cera que sostenía sus alas, por lo que las perdió. El desdichado y temerario joven acabó precipitándose en el mar, donde murió. Por eso, desde entonces ese mar se conoció como El Mar de Icaria.
Esto demuestra que soñar es hermoso, pero no hay que irse tanto de la realidad... porque te va a pasar lo que le paso a Ícaro.
Me gusto esta leyenda, por eso la pongo acá.